El objetivo de la digestión es la transformación de los alimentos en nutrientes, es decir, en sustancias absorbibles y utilizables por todas las células del cuerpo; simbólicamente, es la transformación del mundo exterior en mundo interior, de todo lo que proviene de fuera en todo mi ser.

Lo interesante de vivir la vida a consciencia de cada situación, es transformar lo vivido, en aprendizaje. Y antes del aprendizaje, están lo que denomino las 4 A:

Agradecer la experiencia: Cuando agradeces, aunque no entiendas del todo lo que está sucediendo, te introduce en la dimensión de seguir agradeciendo porque seguirás recibiendo.

Aceptar la experiencia: Y esto de aceptar, es un verdadero poder, una llave que abre portales hacia la humildad de creer que hay un Universo con mayor sabiduría que la propia y en Su infinito amor, me regala esa experiencia porque es justo lo que necesito para evolucionar en mi consciencia.

Adaptarse a lo nuevo que regala la experiencia: Te da la gran capacidad de disponerte a fluir con lo que esté sucediendo, lo que te provee de fuerza, valor y sabiduría.

Aprender de la experiencia: Decidir desde la consciencia despierta, aprender de una situación, es como escriturar en notaría, el enorme tesoro de crecer como ser humano, abierto a trascender más de un tema que nos estanca, nos paraliza en una actitud o patrón de comportamiento que nos entristece, entorpece el avanzar en todo, por más que nos esforcemos.

Las enfermedades del aparato digestivo, están enlazadas con estas emociones: no haber aprendido a utilizar las distintas experiencias de la vida para madurar, crecer, proyectarnos, expandirnos.

“Toda enfermedad es el reflejo de las circunstancias de la construcción de la vida de la persona” (Salomon Sellan).

Preguntas importantes cuando padecemos de algo del sistema digestivo, es: ¿De qué manera estoy digiriendo lo que me está sucediendo? ¿Lo estoy metabolizando? ¿Estoy quedándome con lo nutritivo de la situación? ¿Estoy eliminando los desechos o lo que no me sirve?

El hígado es quien procesa la rabia y las decisiones a tomar o las que no se tomaron.

La vesícula biliar es la que se encarga de ejecutar los planes, es la que no deja los planes sin que se hagan realidad.

El intestino delgado es el encargado de la alegría, el manejo adecuado de las tristezas, la proyección de nuestros logros, el armonioso y saludable del vivir del placer, el amor y el cumplimiento de los sueños.

Estómago, páncreas, bazo, son los encargados de convertir los alimentos en nutrientes, sobre todo, esa primera alimentación que es la recibida por mamá. Son los encargados de ser conscientes de lo que sembramos para saber muy bien lo que cosecharemos. La capacidad de priorizar, depende de estos tres órganos y su buen funcionamiento.

Colon o intestino grueso, se encarga de nuestras nostalgias, de trascender el pasado, de soltarlo mientras le agradecemos todo aprendizaje; es el que marca el ritmo que existe entre una experiencia y otra, respetar esa transición entre un momento vivido y otro, por amor a nosotros mismos.

Esta patología a nivel de cualquiera de estos órganos, se instala en el cuerpo en forma de código que puede descodificarse, al comprender clara y profundamente, de qué se trata emocionalmente hablando, lo que sea de lo que padecemos.

Te espero en Terapia para que te comprendas cada vez más, en un Camino hacia ti, con la Verdad que hay en tu interior, y construyas la Vida que te corresponde por amor a ti!