He aprendido en mi Proceso terapéutico, a conocerme y a amar cada aspecto de mi; nada en mi es desperdicio, todo es aprovechable. Comprendí que lo que no me gustaba de mi, era un juicio mío pero nada que me reste valor como persona, al contrario, es mi equipaje que me hace crecer cada día hasta cuando lo necesite; después voy soltando lo que ya no es útil.