Ahí, dentro de tu energía femenina, eres el mejor lugar del mundo, seas hombre o mujer, quien está leyendo. Tu energía femenina, te regala el milagro de la gestación de todo desde ti. Y todo, es todo. Gestas y creas como energía y luego materializas, transformando lo intangible en tangible. Ahí creas una versión de ti más exacta a esa genuina esencia de donde te desprendes. Cuando estás en tu femenino cauce, entras en ese campo de infinitas posibilidades y organizas una clase de confianza en ti que ya no concibes someterte a nada que consideres que te provee de algún antojo amoroso para ti, desde cosas materiales, relaciones, proyectos, situaciones, presencias y experiencias de vida; sobre todo porque te reconoces Presencia para ti y descubres que soledad, no es ausencia de otros sino ausencia de ti para ti o en ti. Empiezas a reconocer rutas de acceso a esas otras formas distintas a este mundo de formas dogmáticas, rígidas y excluyentes. Y vas descubriendo cómo proveerte de tales privilegios aunque no poseas los títulos que te hacen acreedora/or a ellos. Ves claramente que esa energía femenina en ti, gesta, reproduce, da nacimiento y hasta cría, lo que sea que hayas concebido ahí, en ese lugar que eres tú, el mejor del mundo.